Cuando la esperanza germina en un bosque.



“Nada bueno puede germinar en la descomposición social que se produce cuando las personas soslayan las consideraciones acerca de los valores”. – Carlos Castillo Peraza


Hace varios años, gracias a una amiga colombiana, conocí al Dr. Sergio Fajardo, desde entonces seguí con interés sus propuesta y su forma de hacer política; desde que lo escuché por primera vez supe que esa era la opción para el país, para México, la opción por la via independiente y ciudadana, que sólo haciendo colectivos ciudadanos podríamos limpiar la política y la vida institucional. 


Uno de los postulados de Sergio Fajardo es el sacar el dinero de la ecuación electoral, el postula que mientras exista displicencia para el gasto desmedido y mucho más importante, mientras exista “financiamiento” para los partidos y las campañas, estos serán empresas, se manejarán como empresas y esperarán rendimientos como empresas. Nadie regala su dinero sin esperar algo a cambio, nadie recibe las cantidades enfermas de dinero que se reciben en la política lícitamente sin que le preocupe perder esa fuente de ingreso, los número son alarmantes.

Según el grupo de especialistas que conformaron “Dinero bajo la mesa” (https://dinerobajolamesa.org/) y su libro – reporte “Dinero Bajo la Mesa” (que se puede descargar aquí: https://dinerobajolamesa.org/wp-content/uploads/2018/05/Dinero-Bajo-la-Mesa.-Financiamiento-y-Gasto-Ilegal-de-las-Campa%C3%B1as-en-M%C3%A9xico.pdf ) Las campañas son tan, tan caras y es tanto el dinero que se desperdicia en ellas que por cada peso “legal” que se usa en ellas, hay 15 pesos por debajo de la mesa ¿de dónde? Realmente no importa, no importa si es dinero sucio, dinero de presupuesto público desviado para ellos, dinero que empresarios pusieron, no importa. Lo importante aquí es la cantidad, es una cantidad enferma de dinero. Los partidos son corporaciones millonarias y los políticos son CEO’s de estas corporaciones, con una gran y grave salvedad, son corporaciones que no producen un peso, sólo gastan, gastan y gastan. Nosotros, al aceptar esto estamos haciendo varias cosas: Primero estamos aceptando que una parte muy grande del presupuesto se vaya destinado a mantener a los partidos y que ellos hagan sus campañas, es decir, una parte importante de los impuestos que todos pagamos sirve para que esta gente gane y tenga sus negocios. Dos, al ser “CEO’s” de una corporación el político “tradicional” jamás va a ir en contra de los intereses de su negocio por encima de los de la gente, jamás, no importa que diga ni como lo disfrace, nadie está peleado con “su” dinero, nadie va a hacer algo que dañe a su negocio. Tres, al aceptar esto, al “normalizar” este negocio millonario y la forma de financiamiento, nos hacernos de la vista gorda y estamos aceptando y normalizando la corrupción, en pocas palabras, todo partido y campaña financiada es una forma de corrupción ya que estamos supeditando la subsistencia de “algunos” y su fuente de ingresos a un esquema que los pone contra la espada y la pared, no se puede ser juez y parte. No se puede “velar” por los intereses de la base electoral (tu y yo) si eso significa quedarse sin ingresos y sin negocio.



Como todo negocio, el “empresario” se debe a su fuente de ingresos, y como en este caso esta no son sus clientes sino quienes los financian, los compromisos y las “deudas” se adquieren con gobernadores, funcionarios públicos, dependencias, empresas paraestatales y cualquier parte del gobierno que fondee al negocio. Lo mismo que narcotraficantes, grandes capitales (empresas) que apuesten “al negocio” se convierten en socios, recordemos “el que paga manda”.
¿Qué se puede hacer? Tenemos que sacar el dinero de la ecuación de la democracia, se me ocurren dos caminos que no necesariamente son optativos, es decir, no se trata de uno u otro, no, los dos se pueden y se deben implementar a la par.
Primero (el más difícil) es hacer que el órgano electoral sea el único que “pague” las facturas de los partidos, rentas, sueldos, proveedores, gastos de movilidad y al hacerlo, las fiscalice, nunca más entregarles “un presupuesto” que gasten libre y discrecionalmente. Igual con las campañas políticas, que sea el órgano electoral el que pague todas las facturas, haga todos los contratos y no los partidos y candidatos, no más carta libre, no más “manga ancha”, de esta forma si realmente existe una empresa comprometida con la democracia y que quiera aportar dinero a ella, la donación sería al organismo electoral que lo dispersará equitativamente a todos evitando así, que se generen “deudas” y compromisos con partidos y candidatos. 
La segunda (la mas complicada) es regresar la política a la gente. Permitir que la gente forme colectivos, se organice, trabaje, construya su democracia. 




Sé que suena utópico, sé que parece imposible en este México del “el que no tranza no avanza” en este México que nos ha enseñado que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” se pueda hacer algo así, cuando yo veía nuestros políticos y nuestra forma de hacer política y la comparaba con la política que estaba comenzando a surgir en Medellín de la mano del colectivo que encabezaba el Dr. Sergio Fajardo, me parecía que estábamos en la edad de las cavernas cívicas.
Sin embargo no es así, hace unos años en 2014, como consecuencia del descontento de los jóvenes por la política que se estaba haciendo, surgió un grupo de jóvenes que se auto nombraron wikipolítica (http://wikipolitica.mx/) en Jalisco surgió wikipolítica Jalisco (http://wikijal.mx/index.html) han trabajado para que las personas comunes tomen la política, que el ciudadano se involucre en la forma en que su comunidad y su ciudad se gobierna, tratando de incidir en las políticas públicas, al punto que, en 2015 después de un trabajo muy intenso en la calle, con la ciudanía de su distrito (10 de Jalisco) Pedro Kumamoto es electo el primer diputado independiente. 



Actualmente este movimiento ha tomado forma y muchos más se han sumado, han generado un movimiento electoral independiente en “Vamos a reemplazarles” (https://www.vamosareemplazarles.mx) donde ahora se busca más representación en las cámaras, locales y federales y por primera vez se busca una senaduría independiente.
Bien ¿a que viene todo esto? Me he involucrado en “Vamos a remplazarles” al principio lo hice en un ejercicio de conciencia, sentía (siento) que había hacer algo, que las cosas no pueden seguir así, pero nada, absolutamente nada en el panorama político actual me representa, nada. Me acerque a ellos por dos razones, por el cariño y el agradecimiento que le profeso a Gaby Velesco, candidata independiente al congreso local por el 5º distrito (mi distrito) y porque de todo lo que había me pareció lo mas cercano a mi ideología y mi pensamiento. 


La sorpresa, mayúscula, me encuentro con una política hecha de corazón, sin ánimos de redentores sociales, sin caudillos, sin esta condescendencia ramplona que todos los políticos tienen, desde “el poder” a sus votantes. No, es realmente muy emotivo participar de esto, los “eventos” son charlas con vecinos, sin parafernalia mas allá de una manta pintada a mano y unas guirnaldas de papel de china que parece más la decoración de una fiesta de barrio que la de un evento político, pero ¡porque eso es! Es una fiesta de amigos, que conocen amigos y que hablan de ideas, se acercan, comparten la esperanza. Es realmente emocionante.
Estuve hace unos días en una charla con vecinos en la colonia la Floresta, en el parque de la colonia, estaba el equipo de voluntarios preparando “el escenario” y llegó una niña pequeña, 6 o 7 años, a preguntar si regalarían algo. Los han visitado todos los partidos, todos llegan con pelotas, cachuchas, playeras, con algo, la gente ya espera algo. Obvio el movimiento no tiene dinero para eso, pero lo más importante, si tuvieran dinero para eso no lo usarían así, hoy me consta y doy fe. 
Me dice la coordinadora de la campaña “Hace poco una amiga me llamó para facilitarme por lo que hacemos y también para advertirme que en la política no hay amigos, me dio mucha tristeza porque no es cierto, yo aquí he encontrado verdaderos amigos” Me quedé pensando un poco porque no sabía que contestarle, es cierto, en la política no hay amigos. Pero, a las dos horas me di cuenta que ellos están haciendo otra política, una sin intereses, sin ambición, son más un grupo de amigos que se juntan para ayudar a un vecino, son como una tropa de scouts que se juntan en un parque y terminan ayudando a la comunidad, de verdad, eso son y eso me llenó de emoción y de esperanza.
Esa noche, en la reunión con los vecinos, hubo unas 11 personas que se acercaron y escucharon lo que Gaby tenía que decir, pero también Gaby los escuchó, al final, por lo menos 4 personas de los asistentes, los que vi, se despidieron de todos con cariño, con verdadero cariño y, al igual que yo en mi primero evento con ellos, agradeciendo infinitamente la esperanza. 


Esta es una política que se está haciendo con los ideales de los muchachos, con el corazón, con ganas de hacer un verdadero cambio, una política que se hace con la familia, en la que se lleva a los niños, en la que el “acto” de campaña es un partido de futbol en las canchas de la colonia donde se apuesta “una coca” y donde los brigadistas siempre pierden y siempre pagan las cocas. Es una política que se hace sin dinero, con el carro del papá o del amigo, con la bocina del negocio, donde se copera para las tortas de los brigadistas. Una política que limpia ríos y bosques. 
Pocas cosas me han emocionado tanto en los últimos años, creo que esto merece ser apoyado, merecer crecer, nos necesita a todos. 


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